En Pérez, Funes y Villa Gobernador Gálvez, a la asitencia alimentaria se suman en estos días pedidos de ropa, zapatillas y frazadas.
Los comedores comunitarios de la provincia están a full. Al incremento de la demanda que significó la cuarentena por coronavirus, se le suma el invierno con pedidos de ropa, frazadas, zapatillas y todo lo que ayude a paliar el frío. En algunos lugares los mismos vecinos abrieron espacios nuevos, y los que ya existían ven la forma de poder satisfacer los pedidos de la gente, que ya no sólo es por comida.
Ante esta situación, los comedores apelan a la solidaridad de la población y a la ayuda de los gobiernos, con el objeto de poder seguir atendiendo a la población. La Capital consultó a cinco comedores comunitarios de Villa Gobernador Gálvez, Pérez y Villa Constitución, donde la realidad es recurrente.
Pancitas llenas, pero con frío
El 5 de abril este diario daba cuenta de la situación que ya vivía el comedor comunitario Pancitas Llenas, de Villa Constitución, que de 350 pasó a abastecer a más de 600 personas. Y en la semana que finalizó llegaron a los 877 empadronados. Pamela Garcilazo, responsable del lugar, cuenta que a la demanda alimentaria se sumó una necesidad que estalló con el invierno. «La gente pide abrigo, sobre todo calzado, es lo más preciado. El mismo problema lo tiene la gente de la parroquia», confiesa. Y asegura que el aumento de la demanda fue tal que «ahora no se puede volver atrás».