Pese a cuestionamientos del sector, las autoridades aclararon que sólo pueden velar por el cuidado de la competencia leal y la garantía de derechos.
El auge de los supermercados de origen asiático en Venado Tuerto generó en los últimos tiempos una serie de cuestionamientos desde los emprendimientos comerciales locales, una postal que se repite en los últimos años en la mayoría de las poblaciones santafesinas cuya población supera los cinco mil habitantes. En este sentido, en la ciudad más poblada del departamento General López, el intendente José Luis Freyre, planteó que «no hay ninguna legislación local que pueda impedir la radicación de supermercados o mercados, sean del origen que sean. Si no hay una ley nacional esto claramente no puede resolverse».
Paralelamente manifestó que «lo que si tenemos que lograr es que haya una clara competencia leal, que no haya una competencia desleal en esto, y queremos generar una batería de medidas que pongan en igualdad de condiciones a todos, desde las distancias entre los comercios, hasta las maneras y modos en que se comercializa. Estas medidas están apuntadas a fomentar la competencia leal».
Otra medida dispuesta por el municipio es el programa de «Precios Convenidos», una especie de «Precios Cuidados» local, con los cuales se busca «ayudar a que la gente tenga la oportunidad de tener canastas de ofertas que los almaceneros de barrios puedan generar. Queremos ayudar a organizar pooles de compra y que haya accesibilidad de ofertas o de algunos precios pautados o acordados entre varios comercios de la ciudad, para que sea un beneficio para los venadenses y también sea un beneficio para los comercios. Todo esto apunta a tener una competencia más leal», señaló Freyre.
Por su parte, el secretario coordinador de Gabinete, Agustín Ferrer, comentó que «en el tema de los supermercados chinos nosotros tenemos como base el artículo 14 de la Constitución Nacional. En primer lugar hay que aclarar que todas estas personas son ciudadanos argentinos, por lo cual hay una limitación en cuanto a las ordenanzas que pueden aplicarse. El artículo 14 establece que cualquier ciudadano argentino es libre de ejercer el comercio dentro de las fronteras del país, sin distinción de raza o nacionalidad, por lo tanto no podemos limitar el acceso a esas personas».
De todas formas aclaró que lo que sí se puede hacer desde el Municipio es «adecuar las normativas vigentes para cuidar al pequeño y mediano comerciante. En este caso las medidas van orientadas hacia ese sector».
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En los últimos tiempos, en las poblaciones santafesinas se plantearon situaciones similares a las que hoy se da en Venado Tuerto. La base de la polémica se sustenta en el impacto que los nuevos comercios pueden ocasionar en el sector doméstico de las urbes pequeñas, donde la capacidad de compra tiene un techo limitado por la cantidad de habitantes. En ese punto, y ya en el terreno de la discusión, comienzan a plantearse mitos y verdades en torno a los propietarios o administradores de origen oriental de los nuevos supermercados y sus formas de manejar el negocio. En consecuencia, los comerciantes locales se ven desamparados y acuden con reclamos a las autoridades para limitar el ingreso de la nueva competencia.
Desde numerosas cámaras y centros comerciales locales advierten por la irrupción de una presunta «competencia desleal» que puede perjudicar al rubro de los autoservicios y piden reglas de protección a las autoridades locales. Pero aquí, surge la contracara del fenómeno. Los conocedores de la forma de trabajo de las familias chinas destacan que su éxito se fundamenta en la constancia y habilidad para negociar y desarrollar sus emprendimientos.
«Para los chinos, los supermercados locales no son competencia porque no pueden competir contra sus precios, que siempre intentan tener en el nivel más bajo posible. La apuesta es por el volumen de ventas y ahí hacen la diferencia», sostiene un allegado a los supermercadistas orientales. También existen claves que explican el fenómeno en la compra a los distribuidores. Aunque para muchos productos se utiliza la misma cadena que en el resto de los comercios, en algunas categorías puntuales, como en el caso de los vinos. Optan por reunirse y comprar grandes volúmenes de mercadería que luego se reparten. Eso permite abaratar costos de flete y de intermediarios, además de darles la posibilidad de acceder a menor precio por la compra.
A ello se le agrega la intensa aplicación al trabajo durante muchas horas del día. Desde sus administraciones aseguran que la base de su éxito comercial consiste en muchas horas de trabajo y la búsqueda de bajos costos, por ejemplo a través de compras comunitarias.